la mirada del toro

domingo, 23 de noviembre de 2014

VILLASECA 2014, Saltillo, número 12 de Baltasar Ibán. Ginés Marín

La novillada de Baltasar Ibán estaba siendo interesante hasta el momento, un novillo noble y algo soso en primer lugar, un segundo con complicaciones, ante el que se vio un gran recibo capotero de Ginés Marín, el tercero con sentido, con peligro añadido en sus acometidas y un cuarto mal lidiado y al que no entendió su lidiador, ni tampoco pudo. Interesante pero no había terminado la cosa de romper. Hubo que esperar, porque se le esperaba, al precioso número doce, que salía en quinto lugar y que había acaparado gran cantidad de las miradas.

puro iban
 Saltillo fue un gran novillo, a juicio de quien les escribe, el mejor del certamen. Cumplió fijo cara abajo en el caballo, al que no perdió de vista, con gran fijeza que después mantuvo, con una embestida alegre y a la distancia, pronta, y muy clara,
 pues ya al salir del caballo, antes de que cortase a los rehileteros, en el quite por chicuelinas se le veía humillar y seguir con obediencia el recorrido que el capote marcaba, por abajo hasta el final, saliendo de los capotazos con ahínco de repetir al siguiente. Con clase pero con codicia, trasmitiendo, por su prontitud y por su movilidad. Con clase y con casta, que no está reñida.
 Muy torero inició faena el extremeño, genuflexo, llevando la embestida por abajo, sin acortársela; y la plaza entró a lo que allí abajo estaba sucediendo,
 se juntaron la trasmisión y la calidad del ibán con la torería y el valor del chaval, que además de bajarle la mano, no permitió que se la enganchase, cosa que no era fácil dada la codicia con la que embestía el burel, y además los muletazos que siguieron, fueron mandados y componiendo la figura, dejando su sello.
 Saltillo embistió con prontitud, alegría y fijeza por ambos pitones, y Ginés destacó más con la diestra, estando bien también al natural, pero a menor nivel.
que gusto y que toreria
 El público estaba muy metido y la decepción llegó en la suerte suprema, pues todo lo bien que estuvo con capote y muleta, lo estuvo de mal a espadas, pinchándolo varias veces y perdiendo los trofeos.
asi embestia saltillo
 Saludó una ovación, y a Saltillo, el novillo lucerito que tanto gustaba, escuchó en su arrastre una bien ganada ovación. Después, la cosa no fue a mejor, pero tampoco a peor, ya que el sexto fue también un buen novillo, con una embestida distinta, pero que romaneó en varas y después trasmitió en la muleta, humillando y con nobleza, al que Varea cortó dos orejas.
texto: Ruben Sanchez
quedara en el recuerdo de todos los alli presentes, saltillo y gines marin

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